miércoles, 22 de marzo de 2017

¡Y Little nació!

Esta entrada ha tardado un poco, lo sé, pero es que desde que Little nació ¡no he tenido ni un minuto libre! Ya, ya se que todo el mundo te lo dice pero hasta que no lo vives no te das cuenta de hasta qué punto es así.

Little llegó al mundo un frío día de febrero tras una larga noche de parto, gracias a dios natural. Fue largo, pero fue bonito. Sin complicaciones, con un personal encantador y super atento, con mi marido al lado y con musiquita de fondo que habíamos traído (en el Puerta de Hierro te insisten en que hagas tuyo el paritorio y lleves todo lo que te haga sentir a gusto). 

Fuimos al hospital pensando que cenaríamos en casa, solo queríamos asegurarnos de que no tenía una fisura en la bolsa amniótica para dormir tranquilos. Estábamos casi seguros de que no, pero como llevaba seis días de retraso, había expulsado el tapón mucoso y tenía algunas contracciones pensamos que, ante la duda, mejor consultar. Nada más llegar me hicieron una medición de ph y dio "negativo", según la matrona . Total que empiezo a vestirme mientras escucho al otro lado de la pared: "el caso es que tengo dudas, voy a consultar porque veo una rayita muy tenue". Y cuando vuelve, hala a ingresar. De repente nos dimos cuenta de que esa noche daría a luz y de que ya no volveríamos a casa solos. Parece absurdo porque ya estaba fuera de cuentas, pero nos impactó mucho pensarlo. El momento había llegado, ¡qué nervios!

Eran las 8 de la tarde y teníamos toda la noche por delante para el parto. Empecé con muchas ganas y fuerza. Me pusieron oxitocina y enseguida empezaron las contracciones rítmicas pero las aguantaba -creía yo- estoicamente. Cada vez eran más seguidas y yo hacía uso del balón de pilates, de los paseos y de todo aquillo que me relajaba y ayudaba a dilatar. Entre tanto, las anestesistas insistían en recordarme que tenía la epidural a golpe de llamada y que no hacía falta esperar. Hubo un momento en que pensé que igual no la necesitaba -ilusa de mí-. A las cuatro horas ya no podía más, comprendí el dolor que muchas madres describían como "desgarrador" y usé el comodín del público. No es cómodo ni rápido el proceso para ponerte la epidural, pero, de nuevo, el trato exquisito del hospital me lo hizo mucho más fácil. 

El resto de la noche la pasamos sueño va, sueño viene, control de dilatación va, control de dilatación viene, pero ya sin dolor. Y a las 10 y media de la mañana comenzamos el expulsivo. Media hora y un cortecito después, llegaba Little al mundo con 3,300 kg y 51,5 cm. Precioso, perfecto. Según salió me lo pusieron en el pecho y la emoción nos embargó a los dos. Alfa y yo lloramos como madalenas en el paritorio, nos miramos y supimos que ese momento era mágico y que lo recordaríamos el resto de nuestras vidas.
Hoy Little tiene 1 mes y una semana. Hemos celebrado el primer Día del Padre, hemos pasado noches en vela, hemos reído y llorado algo también (las hormonas no perdonan), hemos alucinado con lo rápido que cambia, que crece y que aprende y hasta hemos elegido cole para él!!! 

Cuando miro atrás me parece mentira. Hace menos de un año dudaba si algún día podría ser madre. Hoy, después de cuatro IAs y una FIV, lo he conseguido y soy la persona más feliz del mundo (y con más ojeras también...jeje). Nadie sabe lo que nos deparará la vida, no conocemos el camino que hemos de andar, pero si tenemos claro el rumbo y no desistimos los sueños pueden hacerse realidad. Es una de las cosas que he aprendido. Pero hay otra: el camino también es un destino en sí mismo. No conviene obsesionarse con la meta porque podemos perdernos cosas maravillosas entre medias. Disfrutemos de lo que tenemos hoy y pongamos los mimbres para que llegue aquello que deseamos. Si lo logramos, estoy segura de que seremos felices. 

¡Muchos besos verdes de esperanza para tod@s!

miércoles, 1 de febrero de 2017

Carta de Little

Últimamente tengo poco espacio para moverme aquí dentro, y algo me dice que se acercan cambios. No sé por qué pero llevo días con un impulso natural que me lleva a empujar hacia abajo. Parece que todo se acelera y que abandonaré este hogar muy pronto. Por eso estoy despidiéndome ya de todo lo que he conocido hasta ahora. De estas paredes que empezaron siendo muy grandes y ahora se han vuelto chiquititas. Del líquido en el que me movía como un pececillo y que me servido también de alimento. Y del cordón con el que he jugado tanto y que me ha hecho crecer grande y fuerte.

Lo que hay fuera me inquieta un poco, lo admito. Aquí estoy calentito y protegido. Oigo y veo lo justo para saber que tras la frontera hay mucho más movimiento, y no se si estoy preparado. Lo único que me tranquiliza es saber que no estaré solo. En cuanto salga conoceré a quien me ha llevado dentro todo este tiempo. Me dicen que se llama MAMÁ, y que también conoceré a alguien con voz más grave que ha estado todo este tiempo a su lado y al que debo llamar PAPÁ.

MAMÁ y PAPÁ no me han dejado nunca solo y han estado preparando todo para mi llegada. Les he oído hablar de mi cuarto, de mi cuna, de mi ropita y de todo lo que necesitaré en mis primeros días. Y no solo ellos, ¡muchas otras voces hablaban sobre mí y mi LLEGADA! Eso debe ser bueno, seguro que conozco a más gente y ¡puede que alguno sea cómo yo!

Se me acelera el pulso si lo pienso. En realidad, aunque con algo de miedo, tengo muchas ganas de salir. Esto se me ha quedado pequeño y creo que es la hora de empezar algo nuevo. He oído que lo llaman NACER. NACER debe ser CAMBIAR, y CAMBIAR debe ser algo muy bueno.

¡Así que estoy decidido! Lo que hay fuera tiene ser mucho mejor y más divertido. MAMÁ y PAPÁ dicen todo el rato que quieren conocerme para abrazarme y quererme toda la vida. Para jugar conmigo y enseñarme un millón de cosas. Dicen que lo harán lo mejor que puedan porque soy el primero y no lo saben todo. Dicen que perderán la paciencia a veces pero que no me preocupe porque no por eso me querrán menos. También dicen que llego al MUNDO (por lo visto ese será mi nuevo hogar) con un montón de gente que ya me quiere sin conocerme. Así que sí, pensándolo bien, estoy ansioso por salir de esta bolsa y embarcarme en esa nueva aventura a la que llaman VIDA. ¡Seguro que es apasionante!

lunes, 19 de diciembre de 2016

Tercer trimestre: a un paso de ti

Hace siete meses abrí este blog sin saber aún si algún día llegarías a mí. Ahora, embarazada de 34 semanas, estoy muy cerca de conocerte al fin. Aunque tengo que decir que todo este tiempo no ha pasado en vano y que, por raro que parezca, siento que ya te voy conociendo. 

Sé que te gusta moverte mucho, sobre todo de noche, cuando conduzco o cuando acabo de comer. Te gusta especialmente el dulce, te vuelve loco. Eres fuerte, de eso da fe mi pobre tripita a la que golpeas a placer. También sé que respetas mucho a tu padre, o eso dice él porque cada vez que pone su mano en mi tripa tú te calmas inmediatamente (creo que va a ser él quien te duerma cada noche.. jeje). También tengo comprobado que te gusta la música. Da igual el estilo, te mueves como un loco cada vez que pongo la radio ¡En eso te pareces a mí! 

Aún no sé qué color de pelo tendrás, ni de ojos, ni a quién te parecerás más. No sé si serás tan inquieta como tu madre o igual de manitas que tu padre. No se si serás tímido o extravertido. Si te gustarán los perros o los gatos. Aún nos falta mucho por saber de ti y a ti mucho por saber de nosotros pero, sabes qué, ¡tenemos toda la vida por delante!



¡Qué vértigo da! Estamos deseando que llegues a la familia pero también sabemos que lo vas a cambiar todo. Cambiarás nuestras rutinas, horarios y hasta  nuestra forma de hablar. Nuestras vidas tal y como las conocemos dejarán de existir y pasaremos a otra etapa diferente, aunque mucho mejor, estoy segura. Tenerte no ha sido un capricho de dos días, ni mucho menos un desliz. Ya sabes lo que nos ha costado llegar hasta ti. Un largo camino que no ha hecho más que reafirmarnos en nuestro deseo de ser padres, y ahora esperamos hacerlo lo mejor posible. 

¡Pero no seas muy duro con nosotros que somos primerizos! 

Algún día comprenderás que los padres lo hacen SOLO lo mejor que pueden. Que no lo saben todo, que no son perfectos ni infalibles. Que a veces se desesperan y gritan. Que se pelean entre sí por intentar protegerte. Que son miedicas y temen que te pase cualquier cosa. Que también se ponen tristes alguna vez. Pero recuerda una cosa, Little, que los padres quieren a sus hijos como a nadie en el mundo. Que harían cualquier cosa por ellos y darían su vida. Yo no conozco otro tipo de padres, así me lo enseñaron. Los padres aman incondicionalmente, perdonan, consienten, esperan y siempre siempre están disponibles. Recuerda esto porque es muy importante. Quizá no lo entiendas hasta que no pasen unos años, pero algún día te darás cuenta que es así. 

Hasta entonces nos esforzaremos por que encuentres tu lugar en el mundo, porque en esta familia ¡ya ocupas la pole position!  ; ) 

¡¡Besos verdes de esperanza!!

miércoles, 19 de octubre de 2016

Cumpliendo un sueño

Ya sí. Ya me lo creo y lo disfruto. No es que no tenga miedo a un millón de cosas que pueden pasar... pero ya tengo la convicción de que voy a conocerte muy pronto. Pasada la amenaza de los primeros meses, empecé a vivirlo de otra manera. A permitirme ilusionarme, pensar en nombres, en su habitación, hacer alguna que otra compra... Vamos, a disfrutarlo, y en ese disfrute incluyo el compartirlo con toda mi gente. 

Me levanto por las mañanas y estoy feliz como una niña con zapatos nuevos, como cuando estrenas algo o tienes una cita muy especial. Cada día es una aventura maravillosa contigo, Little. Es como si no hubiera días malos, ni grises ni lluviosos, porque tú estás ya en mi vida.


¡Ahora me doy cuenta de que he estado mucho tiempo a medio gas porque ahora estoy a gas completo! 

Pesas ya 800 gramos. Te mueves como pez en el agua, bostezas, abres la boca, te chupas el dedo, giras sin esfuerzo brazos y piernas... Y todo eso lo hemos visto en directo tus papis; ¡¡es alucinante!! Y lo mejor de todo ¡es que ya te noto! Empecé a sentirte hacia la semana 20, pequeños golpecitos o aleteos. Ahora son más fuertes y ya no hay duda. Te mueves todo el tiempo y eso me encanta porque significa que estás a gusto, que estás bien.


Este domingo cumplimos 25 semanas juntos. Ya queda menos de la mitad pero no tengo prisa, disfruto también de este momento único que los dos estamos viviendo. Ayer empecé la preparación al parto con mi hermana (que ya os he dicho que está de tres semanas más que yo) y me encantó, primero porque fue útil, pero sobre todo porque me pone ya en la casilla de salida para conocerte. Es como si cada día que pasa todo fuera más real a pesar de parecerme un sueño. Porque eso eres tú, Little, un sueño cumplido para nosotros. 

Pese a todo, hoy es un día extraño. Hoy hace 3 años que perdí a una de mis mejores amigas por el cáncer. Lo cuento aquí porque a veces viene bien relativizar las cosas. Para aquellas que seguís persiguiendo vuestro sueño de ser madres no desesperéis, seguro que tarde o temprano lo conseguís. Y mientras, disfrutad del camino que por empedrado que sea siempre crecen flores, pero hay que pararse a mirarlas. Eso es lo que me enseño mi amiga Patri a la que jamás olvidaré.

Besos verdes de esperanza a tod@s 

domingo, 21 de agosto de 2016

¡¡Segundo trimestre!!

¡¡Por fin hemos pasado del primer trimestre!! Hoy es mi cumple y he tenido el mejor regalo... Mi bebé sigue creciendo dentro de mi y hoy ha hecho ¡¡16 semanas ya!!


Hacía mucho que no escribía, lo sé. Pero ha sido una etapa de muchos cambios y, a ratos, poca energía... jeje. Además, no lo había contado aquí pero he estado de baja y haciendo reposo prácticamente desde que me enteré de que estaba embarazada. Con un ligero manchado y dos hematomas intrauterinos no tuve opción. Me diagnosticaron amenaza de aborto y me mandaron reposo relativo y no trabajar hasta cumplir el primer trimestre y pasar la eco de las 12 semanas. 

Pero eso ya pasó. He vuelto a trabajar y todo, y lo cierto es que me siento feliz y liberada. Es verdad que no paro. Se acabaron los largos días de verano en que podía tirarme en la tumbona o en el sofá, ver la tele hasta hartarme (y me hartaba pronto, os lo aseguro) o leer libros sin descanso... Ahora he vuelto al ajetreo, al ritmo de un trabajo intenso (por desgracia no puede ser de otra manera), a ver a los compañeros y amigos.. He vuelto a mi vida y la verdad es que ¡lo agradezco! Odio sentirme débil o enferma. Sé que era por una muy buena causa, LA MEJOR, pero aún así ir con miedo y cuidado con todo cansa mucho. Ahora estoy más tranquila, sabiendo que tengo que cuidarme sí, pero ya de otra manera, pudiendo hacer vida casi normal. Aún no me dejan hacer deporte (ni siquiera yoga) ni coger peso, ni estresarme demasiado, pero ya tengo la sensación de volver a ser yo, y la seguridad de que esto va para alante!!!

Estoy ansiosa por vivir nuevas fases. Por sentir las pataditas de little (mi hermana está de tres semanas más que yo y ya las siente!!), por que llegue la siguiente eco y me digan que todo va bien y que crece fuerte y sano. Pero también estoy taaaan feliz de disfrutar este momento que no quiero que pase. No es que el embarazo no tenga sus cosas malas (que si no puedes comer mil cosas, que si nauseas, reflujos, no duermo bien, nariz congestionada, alergia y sin poder tomar pastillas, cansancio todo el día...) pero... ES TAN GUAY!!! No puedo decirlo de otra forma. Cuando oigo a amigas decir que se saltarían esta etapa e irían directamente a por el bebé... yo no. Es verdad que mi embarazo no esta siendo malo y que hay gente que lo pasa fatal, pero creo que aún así no querría saltarme esta fase ¡Me parece todo tan increíble!

En fin, supongo que es lo que nos pasa a todas las que nos ha costado tanto quedarnos embarazadas. Ahora se nos hace hasta raro decirlo en alto, contarlo a amigos y conocidos, ir a comprar ropa premamá, libros de embarazada e incluso algún caprichito ya para el bebé... ¡¡Una rareza maravillosa!!

Hoy cumplo 36 años y tú 4 meses. No tengo palabras para agradecerte, mi vida, que decidieras quedarte conmigo, con nosotros. Espero que nunca te arrepientas porque nuestro único objetivo en la vida será hacerte feliz. 

A todas las que seguís buscando vuestro little, solo puedo deciros que no os rindáis, porque llegará. 

¡¡Besos verdes de esperanza!!

miércoles, 22 de junio de 2016

Semana 8 de embarazo

Me parece mentira escribir esta entrada. SEMANA 8 DE EMBARAZO. Insisto, de EMBARAZO!!! Es que aún me cuesta creerlo... Han sido 3 años y medio de búsqueda y lucha, de incertidumbre, de medir las ilusiones por si nunca llegaba, de mirar hacia otro lado cuando veía una embarazada para no morirme de envidia... Aún me cuesta creerlo... 

Pero aquí estoy, como tantas otras mujeres infértiles, cumpliendo mi sueño. Han pasado ya los dos primeros meses según las cuentas de los gines, mes y medio desde que nuestras células se juntaron por fin para crearte. Es increíble pensar ahora que de mis 7 óvulos y de los millones de espermatozoides de Alfa solo uno de cada sirvió para crear vida. El resto lo intentó pero no lo consiguió. 
No tenían tu fuerza, ni tus ganas de vivir, ni brillaban como lo hacías tú. 
Así que no hubo lugar a dudas y ahora no estoy preguntándome por qué escogí a uno y no a otro, ni qué harán mis otros embriones criogenizados porque no los hay. Tuve la historia perfecta, lo reconozco. Lo conseguí en la primera FIV (tras cuatro IA, eso sí) y con un solo embrión. Casi un milagro.

Hoy releía otros blogs y me he dado cuenta de que aunque para mi ha sido larga, mi lucha es una bendición comparada con las de otras guerreras. Algunas van por los 10 años... 5 FIV... y nada. Muchas, la mayoría, han conseguido su final feliz tras varios intentos, pero otras aún siguen persiguiendo su sueño. No puedo evitar apenarme por ellas, desearía decirles que todo va a ir bien, que lo van a lograr, pero lo cierto es que no lo se. Te das cuenta de que unos buenos profesionales son imprescindibles, un diagnóstico acertado y toda tu buena voluntad, pero en la fertilidad también hay algo de suerte. Una pequeña parte en lo que no interfiere ni la técnica ni la ciencia. Solo la suerte.


No os lo había dicho pero estos días estoy de baja, he tenido amenaza de aborto por manchados y hematomas intrauterinos y me recomendaron reposo en casa. Así que estoy teniendo tiempo para cuidarme, dormir y pensar. No puedo hacer muchas cosas pero sí puedo hacer lo fundamental, proteger a mi bebé. Cuidarle lo mejor que sé, alimentarle bien, darle descanso y una vida tranquila. Y os aseguro que aunque estoy que me muero de cansancio por el embarazo y la progesterona que tomo, me cuesta lo de la vida tranquila. Como digo en mi perfil, no paro quieta. Soy una persona muy activa a la que le gusta estar metida en mil cosas, hacer deporte, salir, hacer planes. Me gusta mi trabajo y me lo paso pipa con mis compañeros, así que a pesar de la inmensa felicidad que siento ahora mismo echo de menos esas cosas. 
¡Pero tú lo compensas todo!
Intento disfrutar cada día del regalo de tenerte dentro de mí, trato de memorizarlo porque son días que no vuelven. Me recuerdo lo afortunada que soy (solo de pensar que podía estar en el otro lado, volviendo con los tratamientos...), pero no puedo evitar querer que pasen pronto los tres primeros meses de riesgo. En la semana 12 como tarde me levantarán la amenaza de aborto y podré hacer una vida normal sin preocuparme de que algo vaya mal. 

Entonces podré pensar en nombres, en tu cuarto, en las mil cositas que quiero comprarte, en el parto, en las guarderías... Podré pensar en el futuro. Ahora disfruto de ti, mi pequeño superviviente, de otra manera. Aprendo lo que vas haciendo semana a semana, cómo creces y te formas dentro de mí. Ya tienes ojos, nariz, lengua y hasta mentón! Tienes brazos y piernas y se te empiezan a separar los deditos. Además esta semana te empiezan a crecer los dientes, bueno el cartílago que serán los dientes de leche. Y, sobre todo, tienes desde hace días un corazón que late fuerte y rápido aunque tengas el tamaño de un arándano.

Hace una semana pudimos oír tu latido con claridad y ¡menuda fuerza! Fue un momento alucinante, un sonido que jamás olvidaré. Y como recuerdo del momento, una foto.




Quedan 32 semanas por delante... Pero este viaje trepidante y maravilloso no lo estamos haciendo solos tú y yo. Además de Alfa, por supuesto, y mi familia y amigos, me acompañan personas muy especiales que están viviendo lo mismo que yo casi a la misma vez. Especialmente una persona a la que hace un tiempo solía llamar mi alma gemela. Es precioso vivirlo juntas, peque!!

¡Mil besos verdes de esperanza para las que seguís luchando! Vosotras tampoco estáis solas.

jueves, 9 de junio de 2016

Síntomas de un positivo

Lo prometido es deuda. Cómo es lógico no puedo deciros cuáles son los síntomas que dan positivo y los que dan negativo como algo matemático, nadie puede. Solo puedo contaros mi experiencia, que espero os sirva como a mí me sirvió conocer la de otras luchadoras.

Después de 4 IAC negativas y una FIV positiva he percibido ligeras diferencias, y es lo que me gustaría contaros para todas las que estáis buscando síntomas como locas durante la betaespera. Sé por experiencia que se pasa fatal y que, aunque intentas ser paciente, los nervios están a flor de piel y además empiezas a notar un montón de cosas diferentes que no sabes si son fruto del embarazo o de la medicación. En definitiva, que esos 15 días de espera somos un mar de nervios, sobre todo, según se va acercando el día de la beta.

Empezaré por lo común. Todas las veces he notado más sensibilidad en el pecho, pinchazos en los ovarios (sobre todo al final), ligeros mareos, ganas de hacer pis constantes y a veces algún ligero manchado rosa y/o marrón que anticipaba la regla. 

¿Qué he tenido esta vez, con el positivo?


Pues todo eso... y algo más. El pecho no solo me aumentó y estaba más sensible, es que directamente me dolía. Los últimos días de betaespera ya no podía dormir boca abajo porque me molestaba mucho. Andaba y me sentía una vaca lechera notando el pecho al moverme (un dolor  que por cierto sigue ahora que en la semana de embarazo). El dolor de pecho ha sido la diferencia fundamental, pero ha habido otras. 

En los últimos días, a partir del 11 post transferencia empecé notar dolores menstruales, sobre todo por la tarde-noche. Dolores que siguieron prácticamente hasta el día de la beta. Se trataba de un dolor extraño, como muy puntual y algo fuerte pero que enseguida se quitaba y no volvía.

También al final de la betaespera noté pequeños y esporádicos tirones en las ingles y algún pinchazo en el vientre bajo.

Por último, el manchado que entiendo que sería de implantación. Desde el día 3 post transferencia tuve manchados rosados, ligeros e intermitentes. Es decir, no todos los días ni todo el tiempo y según se acercaba la beta el manchado se tornó algo marrón y desapareció. (Aunque luego volvió pero ya os contaré lo de los hematomas intrauterinos en otro post)

Entre los dolores menstruales y el manchado del final yo creí que no había nada que hacer... Sin embargo, el desconocido dolor en el pecho me tenía desconcertada y me decía que aún podía ser. Además, quizá sean paranoias pero recuerdo que el último día de betaespera tuve sensaciones nuevas que me daban esperanza. 

Cada caso es diferente

Esta claro que en esto no hay reglas matemáticas ni dos casos iguales, cada uno lo vive a su manera y tiene sus propios síntomas. Yo lo único que os puedo contar es lo que he vivido y, como es inevitable buscar síntomas por Internet, también os digo que nada es definitivo hasta que nos hacen la beta. Podemos estar seguros de que es positivo o de que es negativo, pero hasta que no nos dan el resultado todo puede ser. 

Así que ¡ánimo y no perdáis la esperanza! Mi único consejo es que viváis lo más relajadamente posible el difícil trance de la betaespera. Nunca se sabe si va a ser la definitiva o si vamos a tener que volver a la batalla... Pero sea como sea ¡nos pillan preparadas porque somos auténticas guerreras!

¡Un beso fuerte y muy verde de esperanza que tengo por ahí a amigas y compañeras de batalla pendientes de sus positivos!  ¡Os deseo toda la suerte del mundo!

domingo, 5 de junio de 2016

¿Embarazo ectópico?

No ¡¡Pero qué susto nos hemos llevado!! 

La alegría del positivo solo nos duró dos días. El miércoles me hicieron repetir la beta porque me dolía el abdomen y manchaba un poquito (solo rosa y muy ligeramente). Yo no le dí importancia pero la clínica sí y quiso saber que todo iba bien. 

El susto llegó con la beta, dio 1030, "una cifra inferior a la normal" nos dijeron, porque a las 48 horas por lo visto la beta se tiene que duplicar en los primeros días. La mía debía haber sido de casi 1300. Aún así yo no me alarmé, pensé que no era para tanto, pero la voz de la doctora me decía otra cosa. Me adelantó la cita para controlarme más y en eso quedamos. Cuando colgué, con un poco de susto en el cuerpo, busqué por Internet si era tan grave tener la beta ligeramente inferior al "duplicado" y lo primero que encontré: EMBARAZO ECTÓPICO. Es decir, que el embrión se está desarrollando fuera del útero (normalmente en las trompas de Falopio), algo no solo inviable si no muy grave para la mujer. No lo vi en una página, ni en dos ni en tres, ¡sino en todas!

Me asusté mucho, lloré y al ver mi estado de nervios pensé que no podía aguantar así hasta el lunes; por la tarde volví a llamar a la clínica. Ellos confirmaron mis temores: entre el manchado y la beta baja sospechaban de embarazo ectópico. Me notaron tan nerviosa que me propusieron adelantar la cita al viernes para volver a hacer la beta y ver la evolución e intentar una ecografía para ver si se veía el saco gestacional en su sitio. 

Fueron las 48 horas más angustiosas de mi vida, al menos que yo recuerde. Quizá fue el contraste: pasar de la alegría absoluta a la tristeza y preocupación máxima. Me sentí tonta por celebrarlo tanto, por contárselo a tanta gente, por haberles involucrado tan pronto en este embarazo incipiente que podía frustrarse en el día dos. 

Decidí que este susto lo contaría al menor número de personas posible. No quería desatar una alarma innecesaria ni tener a todos pendiente preguntándome, porque eso también me generaría más angustia. Mi familia me tranquilizó un poco, me pidieron que no sufriera por adelantado y me dijeron algo muy cierto, que yo estaba tan controlada que en un embarazo normal de esto no te enteras. Y es verdad, pero yo sí lo sabía. Sabía que tenía ya papeletas para una desgracia temprana y no podía ignorarlo. ALFA, sin embargo, estaba convencido de que todo iba bien. Lo decía una y otra vez y no por tranquilizarme a mí, que también, sino porque estaba seguro de ello. Me decía que mis llantos eran innecesarios y que debía calmarme porque eso seguro que no era bueno para el bebé. 
¡Qué diferentes somos! Yo celebro mucho más pero también me preocupo mucho más... Lo bueno es que nos equilibramos. El ying y el yang, supongo..
El viernes, por fin, respiramos tranquilos y volvimos a llorar de felicidad

Fui con miedo a la clínica. Con miedo y con nervios. Me hicieron la beta (análisis de sangre) y nos mandaron a dar una vuelta tres cuartos de hora hasta que tuvieran el resultado. Cuando volvimos la enfermera me sonrió. Me llamó para entrar en la consulta y me susurró "tranquila, todo está bien". Pufff respiré tranquila...  La doctora me lo confirmó: beta de 2.628! En la ecografía se pudo ver el saco gestacional (aun es pronto para ver el embrión) y estaba en su sitio, en el útero. No había duda, el embarazo no era ectópico e iba bien. 

Ahora solo tenía que recoger mis pedacitos de miedo, mis temores, tristeza, rabia y frustración y tirarlos lejos. Porque no pienso volver a ponerme en lo peor a no ser que no me den otra opción. A partir de ahora, éste es un embarazo normal con los riesgos normales y solo tengo que cuidarme como el resto y disfrutar cada día de sentirme EMBARAZADA, lo que había querido sentir desde hace 3 años y medio. 

Hoy sé que mi pequeña semillita (aún no llega a lenteja) está ahí, creciendo dentro de mí. Y ya no hay otra cosa que ocupe mi mente que la felicidad por saber que ¡¡estoy más cerca de conocerte!!

¡Muchos besos de esperanza para todas!

                                                   

martes, 31 de mayo de 2016

¡¡¡Positivo!!!

Ayer recibí la noticia más maravillosa del mundo. Mi ginecóloga me llamó para anunciarme que ¡¡¡estaba EMBARAZADA!!! Beta de 642, según ella altísima, así que no había duda. Lloré de felicidad como nunca antes... ALFA y yo nos abrazamos fuerte, sonreímos, lloramos, reímos, volvimos a llorar. Aún no me lo creo... "¿embarazada yo?" Sí, yo misma. La que en muchos momentos creyó que no ocurriría, la que dudó de poder lograrlo, pero también la que se levantó después de cada caída con fuerza y esperanza. 


"Ya no tengo que sufrir más", dije en voz alta. Se acabó la tortura, los tratamientos, los pinchazos, los fracasos, el ir de clínica en clínica... "¡Lo conseguí!". Volví a llorar. 

Desde entonces todo ha sido una locura, tanto ayer como hoy. Dar la noticia a mi familia y amigos que tanto habían pedido y rezado por mi y que tanto se han alegrado al oírlo. Os debo un post como es debido, quiero contaros cuales fueron mis síntomas (que sí han sido diferentes a las otras veces en las IA), contaros cómo me siento ahora...

Hoy solo os diré que soy la persona más feliz sobre la tierra. Ando por la calle, me cruzo con la gente, sonrío y pienso "ellos no lo saben, ¡pero estoy embarazada!". Creo que la sonrisa ya no se me va a quitar de la boca. 

El viaje hasta a ti toma ahora un nuevo rumbo, mi pequeño superviviente. Hoy ya cuento los días para poder verte, abrazarte y adorarte el resto de mi vida. Si todo va bien, en febrero te tendremos por fin con nosotros, la familia que lleva soñándote y queriéndote desde hace mucho mucho tiempo.

¡Besos verdes de esperanza!

domingo, 29 de mayo de 2016

Nervios antes de la beta

¡Ya no queda nada! Y ahora sí puedo decir que estoy nerviosa. Hasta ahora creo que lo he llevado bastante bien y he seguido mis propios consejos. No dar vueltas a los síntomas, no buscar en internet cada cosa que sientes, no pensar demasiado en el tema, estar entretenida pero cuidarme... En definitiva, no obsesionarme. 

Pero eso ha sido hasta ahora. Hasta que hace 4 días, el décimo día post transferencia, empecé con unos dolores inconfundibles de regla, incluso manché ligeramente rosa. Entonces me vino el bajón y no pude evitar entrar en internet para ver si los síntomas eran definitivos. Y para mi sorpresa muchos positivos han estado precedidos de dolores de regla y manchado. Así que me quedé más tranquila, tomé aire de nuevo y pensé: "aún puede ser, ¡¡puede que esté embarazada pese a todo!!".


El carrusel de emociones ha seguido estos últimos días de betaespera. Han sido los más duros por la intensidad y la cercanía de la beta (la prueba de embarazo en sangre), pero también he tenido la suerte de pasarlos muy bien acompañada: junto a grandes amigos en una estupenda casa rural, lo que me ha ayudado a desconectar y olvidarme del tema en muchos momentos del día. Me he hartado de reír y he disfrutado una vez más de la vida que tengo ahora, la vida con ALFA y con mis amigos, mi única vida hasta que llegues TÚ (no me olvido de mi perrita y mi familia pero como este finde no he estado con ellos...). En fin, os recomiendo algo así si estáis pasando por esto porque la última fase es la peor. Hay que salir y desconectar.

Ahora sí que la suerte está echada. No hay nada que pueda hacer, si es positivo mañana lo sabremos, si no también. Celebraremos o lloraremos, pero lo haremos juntos y unidos ALFA y yo. Ojala sea lo primero, pero si no seguiremos luchando. Mañana nada acaba, solo empieza.

"La esperanza y el temor son inseparables, y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor". François de La Rochefoucauld.


¡Besos verdes de esperanza!