miércoles, 22 de junio de 2016

Semana 8 de embarazo

Me parece mentira escribir esta entrada. SEMANA 8 DE EMBARAZO. Insisto, de EMBARAZO!!! Es que aún me cuesta creerlo... Han sido 3 años y medio de búsqueda y lucha, de incertidumbre, de medir las ilusiones por si nunca llegaba, de mirar hacia otro lado cuando veía una embarazada para no morirme de envidia... Aún me cuesta creerlo... 

Pero aquí estoy, como tantas otras mujeres infértiles, cumpliendo mi sueño. Han pasado ya los dos primeros meses según las cuentas de los gines, mes y medio desde que nuestras células se juntaron por fin para crearte. Es increíble pensar ahora que de mis 7 óvulos y de los millones de espermatozoides de Alfa solo uno de cada sirvió para crear vida. El resto lo intentó pero no lo consiguió. 
No tenían tu fuerza, ni tus ganas de vivir, ni brillaban como lo hacías tú. 
Así que no hubo lugar a dudas y ahora no estoy preguntándome por qué escogí a uno y no a otro, ni qué harán mis otros embriones criogenizados porque no los hay. Tuve la historia perfecta, lo reconozco. Lo conseguí en la primera FIV (tras cuatro IA, eso sí) y con un solo embrión. Casi un milagro.

Hoy releía otros blogs y me he dado cuenta de que aunque para mi ha sido larga, mi lucha es una bendición comparada con las de otras guerreras. Algunas van por los 10 años... 5 FIV... y nada. Muchas, la mayoría, han conseguido su final feliz tras varios intentos, pero otras aún siguen persiguiendo su sueño. No puedo evitar apenarme por ellas, desearía decirles que todo va a ir bien, que lo van a lograr, pero lo cierto es que no lo se. Te das cuenta de que unos buenos profesionales son imprescindibles, un diagnóstico acertado y toda tu buena voluntad, pero en la fertilidad también hay algo de suerte. Una pequeña parte en lo que no interfiere ni la técnica ni la ciencia. Solo la suerte.


No os lo había dicho pero estos días estoy de baja, he tenido amenaza de aborto por manchados y hematomas intrauterinos y me recomendaron reposo en casa. Así que estoy teniendo tiempo para cuidarme, dormir y pensar. No puedo hacer muchas cosas pero sí puedo hacer lo fundamental, proteger a mi bebé. Cuidarle lo mejor que sé, alimentarle bien, darle descanso y una vida tranquila. Y os aseguro que aunque estoy que me muero de cansancio por el embarazo y la progesterona que tomo, me cuesta lo de la vida tranquila. Como digo en mi perfil, no paro quieta. Soy una persona muy activa a la que le gusta estar metida en mil cosas, hacer deporte, salir, hacer planes. Me gusta mi trabajo y me lo paso pipa con mis compañeros, así que a pesar de la inmensa felicidad que siento ahora mismo echo de menos esas cosas. 
¡Pero tú lo compensas todo!
Intento disfrutar cada día del regalo de tenerte dentro de mí, trato de memorizarlo porque son días que no vuelven. Me recuerdo lo afortunada que soy (solo de pensar que podía estar en el otro lado, volviendo con los tratamientos...), pero no puedo evitar querer que pasen pronto los tres primeros meses de riesgo. En la semana 12 como tarde me levantarán la amenaza de aborto y podré hacer una vida normal sin preocuparme de que algo vaya mal. 

Entonces podré pensar en nombres, en tu cuarto, en las mil cositas que quiero comprarte, en el parto, en las guarderías... Podré pensar en el futuro. Ahora disfruto de ti, mi pequeño superviviente, de otra manera. Aprendo lo que vas haciendo semana a semana, cómo creces y te formas dentro de mí. Ya tienes ojos, nariz, lengua y hasta mentón! Tienes brazos y piernas y se te empiezan a separar los deditos. Además esta semana te empiezan a crecer los dientes, bueno el cartílago que serán los dientes de leche. Y, sobre todo, tienes desde hace días un corazón que late fuerte y rápido aunque tengas el tamaño de un arándano.

Hace una semana pudimos oír tu latido con claridad y ¡menuda fuerza! Fue un momento alucinante, un sonido que jamás olvidaré. Y como recuerdo del momento, una foto.




Quedan 32 semanas por delante... Pero este viaje trepidante y maravilloso no lo estamos haciendo solos tú y yo. Además de Alfa, por supuesto, y mi familia y amigos, me acompañan personas muy especiales que están viviendo lo mismo que yo casi a la misma vez. Especialmente una persona a la que hace un tiempo solía llamar mi alma gemela. Es precioso vivirlo juntas, peque!!

¡Mil besos verdes de esperanza para las que seguís luchando! Vosotras tampoco estáis solas.

jueves, 9 de junio de 2016

Síntomas de un positivo

Lo prometido es deuda. Cómo es lógico no puedo deciros cuáles son los síntomas que dan positivo y los que dan negativo como algo matemático, nadie puede. Solo puedo contaros mi experiencia, que espero os sirva como a mí me sirvió conocer la de otras luchadoras.

Después de 4 IAC negativas y una FIV positiva he percibido ligeras diferencias, y es lo que me gustaría contaros para todas las que estáis buscando síntomas como locas durante la betaespera. Sé por experiencia que se pasa fatal y que, aunque intentas ser paciente, los nervios están a flor de piel y además empiezas a notar un montón de cosas diferentes que no sabes si son fruto del embarazo o de la medicación. En definitiva, que esos 15 días de espera somos un mar de nervios, sobre todo, según se va acercando el día de la beta.

Empezaré por lo común. Todas las veces he notado más sensibilidad en el pecho, pinchazos en los ovarios (sobre todo al final), ligeros mareos, ganas de hacer pis constantes y a veces algún ligero manchado rosa y/o marrón que anticipaba la regla. 

¿Qué he tenido esta vez, con el positivo?


Pues todo eso... y algo más. El pecho no solo me aumentó y estaba más sensible, es que directamente me dolía. Los últimos días de betaespera ya no podía dormir boca abajo porque me molestaba mucho. Andaba y me sentía una vaca lechera notando el pecho al moverme (un dolor  que por cierto sigue ahora que en la semana de embarazo). El dolor de pecho ha sido la diferencia fundamental, pero ha habido otras. 

En los últimos días, a partir del 11 post transferencia empecé notar dolores menstruales, sobre todo por la tarde-noche. Dolores que siguieron prácticamente hasta el día de la beta. Se trataba de un dolor extraño, como muy puntual y algo fuerte pero que enseguida se quitaba y no volvía.

También al final de la betaespera noté pequeños y esporádicos tirones en las ingles y algún pinchazo en el vientre bajo.

Por último, el manchado que entiendo que sería de implantación. Desde el día 3 post transferencia tuve manchados rosados, ligeros e intermitentes. Es decir, no todos los días ni todo el tiempo y según se acercaba la beta el manchado se tornó algo marrón y desapareció. (Aunque luego volvió pero ya os contaré lo de los hematomas intrauterinos en otro post)

Entre los dolores menstruales y el manchado del final yo creí que no había nada que hacer... Sin embargo, el desconocido dolor en el pecho me tenía desconcertada y me decía que aún podía ser. Además, quizá sean paranoias pero recuerdo que el último día de betaespera tuve sensaciones nuevas que me daban esperanza. 

Cada caso es diferente

Esta claro que en esto no hay reglas matemáticas ni dos casos iguales, cada uno lo vive a su manera y tiene sus propios síntomas. Yo lo único que os puedo contar es lo que he vivido y, como es inevitable buscar síntomas por Internet, también os digo que nada es definitivo hasta que nos hacen la beta. Podemos estar seguros de que es positivo o de que es negativo, pero hasta que no nos dan el resultado todo puede ser. 

Así que ¡ánimo y no perdáis la esperanza! Mi único consejo es que viváis lo más relajadamente posible el difícil trance de la betaespera. Nunca se sabe si va a ser la definitiva o si vamos a tener que volver a la batalla... Pero sea como sea ¡nos pillan preparadas porque somos auténticas guerreras!

¡Un beso fuerte y muy verde de esperanza que tengo por ahí a amigas y compañeras de batalla pendientes de sus positivos!  ¡Os deseo toda la suerte del mundo!

domingo, 5 de junio de 2016

¿Embarazo ectópico?

No ¡¡Pero qué susto nos hemos llevado!! 

La alegría del positivo solo nos duró dos días. El miércoles me hicieron repetir la beta porque me dolía el abdomen y manchaba un poquito (solo rosa y muy ligeramente). Yo no le dí importancia pero la clínica sí y quiso saber que todo iba bien. 

El susto llegó con la beta, dio 1030, "una cifra inferior a la normal" nos dijeron, porque a las 48 horas por lo visto la beta se tiene que duplicar en los primeros días. La mía debía haber sido de casi 1300. Aún así yo no me alarmé, pensé que no era para tanto, pero la voz de la doctora me decía otra cosa. Me adelantó la cita para controlarme más y en eso quedamos. Cuando colgué, con un poco de susto en el cuerpo, busqué por Internet si era tan grave tener la beta ligeramente inferior al "duplicado" y lo primero que encontré: EMBARAZO ECTÓPICO. Es decir, que el embrión se está desarrollando fuera del útero (normalmente en las trompas de Falopio), algo no solo inviable si no muy grave para la mujer. No lo vi en una página, ni en dos ni en tres, ¡sino en todas!

Me asusté mucho, lloré y al ver mi estado de nervios pensé que no podía aguantar así hasta el lunes; por la tarde volví a llamar a la clínica. Ellos confirmaron mis temores: entre el manchado y la beta baja sospechaban de embarazo ectópico. Me notaron tan nerviosa que me propusieron adelantar la cita al viernes para volver a hacer la beta y ver la evolución e intentar una ecografía para ver si se veía el saco gestacional en su sitio. 

Fueron las 48 horas más angustiosas de mi vida, al menos que yo recuerde. Quizá fue el contraste: pasar de la alegría absoluta a la tristeza y preocupación máxima. Me sentí tonta por celebrarlo tanto, por contárselo a tanta gente, por haberles involucrado tan pronto en este embarazo incipiente que podía frustrarse en el día dos. 

Decidí que este susto lo contaría al menor número de personas posible. No quería desatar una alarma innecesaria ni tener a todos pendiente preguntándome, porque eso también me generaría más angustia. Mi familia me tranquilizó un poco, me pidieron que no sufriera por adelantado y me dijeron algo muy cierto, que yo estaba tan controlada que en un embarazo normal de esto no te enteras. Y es verdad, pero yo sí lo sabía. Sabía que tenía ya papeletas para una desgracia temprana y no podía ignorarlo. ALFA, sin embargo, estaba convencido de que todo iba bien. Lo decía una y otra vez y no por tranquilizarme a mí, que también, sino porque estaba seguro de ello. Me decía que mis llantos eran innecesarios y que debía calmarme porque eso seguro que no era bueno para el bebé. 
¡Qué diferentes somos! Yo celebro mucho más pero también me preocupo mucho más... Lo bueno es que nos equilibramos. El ying y el yang, supongo..
El viernes, por fin, respiramos tranquilos y volvimos a llorar de felicidad

Fui con miedo a la clínica. Con miedo y con nervios. Me hicieron la beta (análisis de sangre) y nos mandaron a dar una vuelta tres cuartos de hora hasta que tuvieran el resultado. Cuando volvimos la enfermera me sonrió. Me llamó para entrar en la consulta y me susurró "tranquila, todo está bien". Pufff respiré tranquila...  La doctora me lo confirmó: beta de 2.628! En la ecografía se pudo ver el saco gestacional (aun es pronto para ver el embrión) y estaba en su sitio, en el útero. No había duda, el embarazo no era ectópico e iba bien. 

Ahora solo tenía que recoger mis pedacitos de miedo, mis temores, tristeza, rabia y frustración y tirarlos lejos. Porque no pienso volver a ponerme en lo peor a no ser que no me den otra opción. A partir de ahora, éste es un embarazo normal con los riesgos normales y solo tengo que cuidarme como el resto y disfrutar cada día de sentirme EMBARAZADA, lo que había querido sentir desde hace 3 años y medio. 

Hoy sé que mi pequeña semillita (aún no llega a lenteja) está ahí, creciendo dentro de mí. Y ya no hay otra cosa que ocupe mi mente que la felicidad por saber que ¡¡estoy más cerca de conocerte!!

¡Muchos besos de esperanza para todas!